domingo, 26 de junio de 2016

El SNIP SIGUE SIENDO ESE "TEMIDO CUCO" - POR RANY FRANCISCO RODRIGUEZ REATEGUI

Rany Francisco Rodríguez Reátegui
Economista
Editor de "Ese Cuco llamado SNIP"

En más de 15 años y todas las mutaciones que ha sufrido este monstruo temido llamado SNIP, continua siendo parte protagonista del argumento de la persistente telenovela llorona de inadaptabilidad de la clase involucrada (algunos alcaldes, gobernadores e incluso algunos gerentes de obras y hasta contratistas...).

Dijimos en el 2008, en extensas líneas, que el funcionario público u operador público de este nuevo siglo XXI para el Perú, era "...Un chofer de combi, montado en un bólido Ferrari de la F1"... y lo dijimos así en un intento de ilustrar la realidad de este personaje particular, frente a los sistemas administrativos, extremadamente diferentes de los años 90s, a los que debía adecuarse de forma rápida, como el SIAF, las Contrataciones Estatales y entre ellos y otros más, al SNIP; pero con todo lo que han significado, los cambios que ha tenido, so pretexto de su flexibilización, modernización online  y descentralización, no han servido para que haga entender de forma mayoritaria, que lo que si requiere es una actualización constante, como así mismo lo requieren todos los sistemas administrativos del estado.

Entonces, ¿quienes habrían asesorado a los 2 candidatos de la segunda contienda electoral Presidencial del Perú este año 2016?, que por ejemplo, para quienes son entendidos en el asunto, les habrá resultado hasta cómico e hilarante creer que a estas alturas no se entienda por ejemplo que:     

- El SNIP es un sistema administrativo y no una oficina que evalúa, cuales proyectos se aprueban y cuales no, respecto de todo el páis.

- Tampoco es cierto que sólo se evalúan Proyectos en la capital, eso sólo pasa con Programas y Proyectos de inversión Pública con inversiones grandes de interés nacional que entre otras condiciones, podría abarcar más de un departamento y también de aquellas intervenciones que requieren aval del estado, como deuda externa por ejemplo.

- Tampoco es cierto que el SNIP evite las contrataciones y que este, a la vez, sea una razón para que los Gobiernos Sub Nacionales gasten menos, pues ello corresponde a otros sistemas, como el de Presupuesto Público y el de Contrataciones del estado, por citar algunos; por ejemplo, los cuellos de botella que se ubican en arbitrajes con contratistas, así como aquellos de reducción del canon y sobre canon minero y petrolero, no tienen como responsable a las normas, reglas, metodologías y los actores del SNIP.

- También es necesario aclarar y eso es de conocimiento de los alcaldes y Gobernadores Regionales (ergo equivocación de algunos de ellos en Cusco para congraciarse con electo Presidente PPK en estas fiestas de INTI RAYMI 2016), tanto las municipalidades y Gobiernos Regionales pueden aprobar o declarar viable sus inversiones públicas sin necesariamente ir al cruce de Junín / Lampa en Lima Cercado (MEF), en el marco de las competencias de sus leyes orgánicas.

- Además, y de ello nadie dice mucho, es que la famosa "VOLUNTAD POLÍTICA", la priorización de las inversiones públicas en todos los niveles de gobierno, obedece a la gestión de cada entidad a cargo, es decir, cualquier deficiencia de esta, es culpa exclusiva de su grupo gestor o director y no de ese "Cuco" llamado SNIP.

- Sólo para poner algunos ejemplos, antes del SNIP se gastaba indiscriminadamente los recursos en sobre o subdimensionadas muestras de infraestructura pública, como la Torre Trecca de EsSalud, por ejemplo en plena Av. Arenales de Lima y aún contando con el SNIP se realizaron obras como el "monumento a la ojota" y otras ya harto conocidas a los que de ninguna manera debemos regresar.

Estaremos atentos a las mejoras al Sistema y los ejemplos que haya que replicar a fin de contar con las mejores propuestas para cerrar las brechas sociales de forma consistente y sostenible del Perú.

El SNIP en la mira, por Alfonso Tolmos

Sobre la reforma del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP).



Alfonso Tolmos - Economista 
En los recientes debates presidenciales, ambos candidatos se refirieron al Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), el más cuestionado sistema administrativo del Estado Peruano. La razón es que la calidad, oportunidad y transparencia de la inversión pública dejan mucho que desear.
Respecto a las coincidencias de los candidatos, ambos han resaltado el carácter descentralizador de la reforma, relievando la voz de los territorios en la alta dirección del gobierno. Remarcaron también una serie de procesos administrativos, hoy innecesariamente centralizados en Lima, que terminan generando trabas burocráticas. Además, ambos subrayaron la importancia del planeamiento de las inversiones, pieza clave que hoy es casi inexistente en el SNIP.
Keiko planteó un “SNIP regional”, que crea una Unidad de Gestión de la Inversión desconcentrada del Gobierno Nacional, la cual debe ayudar a mejorar los plazos y costos de transacción. Sin embargo, no queda claro cómo mejoraría la calidad y la transparencia de la inversión pública, problemas fundamentales del SNIP. No basta con proponer que “los funcionarios que hoy deciden qué proyectos aprueba el SNIP en la capital” viajen a las regiones para eliminar trabas burocráticas y ejecutar los proyectos.
La medida de disminuir las transferencias presupuestales desde el Gobierno Nacional disminuye la negociación política entre niveles de gobierno que es excesiva y genera retrasos, pero afecta el control de la calidad de los proyectos aprobados en los territorios, la cual de por sí es bastante baja. Más presupuesto para inversión pública de las municipalidades vía el Foncomún sin mejoras en el control de calidad de la inversión es al menos incompleto. Respecto a la institucionalidad, lo trascendental es incorporar a un representante de la Asociación Nacional de Gobiernos Regionales y un representante de la Asociación de Municipalidades del Perú en el Consejo de Ministros, ya que permite que la alta dirección del Poder Ejecutivo cuente con una mirada territorial institucionalizada de la inversión pública.
PPK, por su lado, propuso que desaparezca el SNIP y se regionalice Pro Inversión “porque es el único mecanismo que realmente funciona”. Se entiende que no quiere hacer la reforma del SNIP dentro del mismo MEF (es más difícil reformarse a sí mismo), por lo que se escoge Pro Inversión como la entidad más cercana a los temas de inversión pública en el aparato estatal. Es una medida arriesgada que debe tomar en cuenta las limitaciones que tiene Pro Inversión, incluso para la promoción de la inversión, corazón de su negocio.
Respecto a la gobernanza del Ejecutivo, PPK, al proponer la creación de un ministerio de apoyo a las regiones, busca gestionar mejor la descentralización y facilitar la canalización de demandas territoriales hacia el Gobierno Nacional. Si bien eleva con buen criterio al rango de ministro los temas territoriales, genera más burocracia central, lo cual no necesariamente ayuda en su objetivo. PPK también planteó el “adelanto social” para la prevención de conflictos, medida que se viene piloteando actualmente y debería tener buen futuro. Con este tipo de iniciativas, el Ejecutivo se organiza mejor para gestionar la inversión pública en el país y eventualmente mejorar la calidad. Sin embargo, estas medidas no terminan de institucionalizar la esencial conexión directa que debe haber entre las más altas autoridades regionales y nacionales.
Luego de los debates, quedan todavía en el tintero aspectos claves de la problemática del SNIP: el fortalecimiento de las capacidades; el mejor balance entre la inversión en capital humano y aquella en “fierro y cemento”; el empaquetamiento de intervenciones en los territorios; la mejor conexión entre las inversiones pública y privada; la articulación entre el SNIP y los sistemas administrativos (planeamiento, presupuesto, contrataciones); la desregulación; la lucha frontal contra la corrupción y el generalizado “diezmo del mal”.
Toca invertir más y mejor, tarea que no es fácil para las nuevas autoridades, pero es necesaria y urgente para el país.

Infraestructura, SNIP y desarrollo en el Perú, por M. von Hesse

“Luego de más de 15 años de funcionamiento, el SNIP requiere un ‘aggiornamento’ que permita su desburocratización”


Ilustración Giovanni Tazza

  • Milton Von Hesse
  • Profesor de la Maestría en Gestión Pública de la Universidad del Pacífico
En la última década el Perú ha realizado un importante esfuerzo financiero orientado a mejorar la provisión de servicios básicos a partir de la inversión en infraestructura. A principios de la década del 2000, la inversión pública era del orden de los 4.000 millones de soles anuales, y su ejecución correspondía, principalmente, al Gobierno Nacional. Ese monto representaba entre el 2% y el 3% del PBI. A partir del 2007, coincidentemente con el auge del precio de los minerales y la maduración de las inversiones mineras, la inversión pública aumenta año a año de manera sostenida (con la excepción del 2011) y el año pasado superó los 30.000 millones de soles, monto que equivale a más del 5% del PBI. 
Este ‘boom’ de la inversión pública, combinado con medidas complementarias que tienen que ver con un manejo más eficiente del gasto público, se ha reflejado claramente en mejores servicios para los ciudadanos. Así, por ejemplo, en los últimos cinco años, el porcentaje de la red vial nacional que está pavimentada aumentó de 58,5% a 87,7%, el acceso a alumbrado eléctrico se elevó de 89,7% a 93,9% y el acceso a agua potable de 77,3% a 85,7%. En educación y salud, la combinación de mayor inversión y reformas complementarias ha generado que los indicadores hayan mejorado de manera sustantiva. 
Recientemente, la discusión respecto del acceso a servicios básicos se ha centrado principalmente en el tamaño de la brecha; es decir, el monto de dinero que haría falta para financiar infraestructura que permitiría brindar coberturas universales. Sin embargo, se debate muy poco respecto de la calidad de la inversión pública. Hasta la década de 1990, el Perú se encontraba entre los países de la región que mostraban una muy pobre correlación entre inversión pública y crecimiento del PBI. Hacia fines de esa década, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), con el auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), inició un proceso orientado a mejorar de manera dramática la calidad de los proyectos de inversión pública.
Este proceso culminó con la creación del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). De acuerdo a este sistema administrativo, los proyectos deben demostrar, antes de su ejecución, que son consistentes con las políticas sectoriales o territoriales, sostenibles en términos operativos y que sus costos guardan relación con los beneficios que le van a generar a la sociedad. 
El SNIP creó una cultura de proyectos y desechó la práctica –común hasta entonces– de iniciar la ejecución de proyectos sin estudios previos y nociones respecto de sus costos y su sostenibilidad. De hecho, en el 2006, estimados realizados por la Dirección General de Programación Multianual del Sector Público del MEF señalaban que la productividad de la inversión pública, en promedio, se había incrementado en más de 20% comparado con la productividad media registrada en la década de 1990. Hoy el Perú se destaca en América Latina, junto con Colombia y Chile, pero ahora entre los países que mejor correlación presentan entre inversión pública y crecimiento.
Luego de más de 15 años de funcionamiento, el SNIP requiere un ‘aggiornamento’ que permita, de un lado, su desburocratización y, por otro, seguir velando por la calidad de los proyectos que se financian con recursos públicos. En esa línea, algunas recomendaciones para mejorar la eficiencia del ciclo de proyectos que va desde la planeación hasta la ejecución son las siguientes:
a. Debe instaurarse una programación multianual de inversiones sobre la base de un enfoque de brechas de servicios básicos, de forma que se promueva que el presupuesto de inversiones priorice –sobre todo a nivel de los gobiernos subnacionales– aquellos proyectos que privilegian el acceso de la población a dichos servicios. 
b. A nivel de estudios de preinversión, migrar hacia la metodología costo-efectividad combinada con líneas de corte para los servicios básicos, cambiando la formulación de proyectos del expediente físico a la utilización de una plataforma informática al estilo colombiano, respetando los parámetros técnicos que definan los sectores. 
c. En el caso de las asociaciones público-privadas (APP), reemplazar la metodología SNIP por una definición exhaustiva del servicio que se contrata, dejando en libertad al privado para utilizar la tecnología más eficiente. 
d. Restringir el financiamiento no reembolsable de proyectos que realiza el gobierno nacional solo a la ampliación de coberturas para poblaciones en condiciones de pobreza y extrema pobreza (principalmente en áreas periurbanas y rurales) y financiar vía crédito a través de Cofide los proyectos que no califiquen en esta definición.
e. Desvincular las licitaciones para la ejecución de proyectos de la autoridad política, creando una agencia nacional de licitaciones con autonomía que actúe de manera desconcentrada.
Estos cambios, y la identificación de una cartera de proyectos estratégicos a nivel nacional, permitirán que el país continúe en la senda de mejora continua de la eficiencia de la inversión con recursos públicos.

¿El Maldito SNIP?

Viernes, 10 de junio del 2016

Se ha ofrecido eliminar el famoso SNIP, instrumento utilizado por el Ministerio de Economía y Finanzas para filtrar centralistamente la inversión pública y limitar el accionar de los gobiernos locales.


Tras la contienda electoral, dos economistas conversan sobre la conveniencia de eliminar el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Aquí el diálogo entre Adamo (A), a favor, y Maynardo (M), en contra.
A: ¿Recuerdas las ofertas electorales? Se ha ofrecido eliminar el famoso SNIP, instrumento utilizado por el MEF para filtrar centralistamente la inversión pública y limitar el accionar de los gobiernos locales. ¡Por fin se va a atender a un clamor de los alcaldes y gobernadores regionales!
M: Otra vez la “piñata” del SNIP. Como si fuera el culpable de la falta de inversión en las regiones y municipios…
A: El SNIP fue un invento del MEF para controlar y obstaculizar el gasto público. Maynardo, se nota que tú nunca has tenido que lidiar con los “sabios” del MEF que te paran los proyectos y te exigen pasar por filtros y cálculos de rentabilidad que lindan con lo absurdo.
M: El Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) se creó en el año 2000 justamente para mejorar la calidad de la inversión pública y evitar despilfarrar el dinero de todos los peruanos. Antes del SNIP el Estado ejecutaba proyectos sin estudios técnicos apropiados. El SNIP aplicó herramientas de evaluación de costo-beneficio para asegurar la rentabilidad social de los proyectos y su sostenibilidad.
A: Bla, bla, bla. Deberías leer la reseña que hace Alberto Pascó Font de cómo la instalación del sistema de aire acondicionado en el aeropuerto de Piura le tomó al MTC más de cuatro años (!) justamente por lo engorroso que es el SNIP. ¿No es acaso obvio el beneficio de tener aire acondicionado en un aeropuerto que era un sauna?
M: Es posible que le falte agilidad al sistema. Pero cuidado con pensar que los problemas en la gestión del Estado –sobre todo, debido a burócratas que no deciden– se deben al diseño del SNIP.
A: ¿De qué hablas?
M: ¿Ya no te acuerdas del parque al árbitro o los monumentos a la maca o al lagarto? ¿O del mirador de Tambopata, en Madre de Dios?
A: ¿Qué tiene de malo un mirador si la población que allí vive lo valora? ¿Acaso los miradores son solo para los ricos?
M: El mirador costó S/ 2 millones. Su mantenimiento costaba S/ 200,000 mensuales. Y tiene un ascensor que no funciona por el alto costo de la electricidad. Todo esto en una región que tenía más de 20% de analfabetismo y en la que sólo un tercio de la población tiene acceso a agua potable.
A: Siempre puede haber proyectos malos.
M: Antes del SNIP, lo que existía eran obras sobredimensionadas, duplicidad de inversiones, y una ausencia absoluta de criterios de rentabilidad social en la selección de los proyectos. Además, a menudo, se generaba obligaciones financieras no previstas para el Estado en asociaciones público-privadas. Es decir, antes del SNIP lo que había era un despilfarro mayúsculo y, probablemente, corrupción desembozada.
A: Te compro el argumento de la baja eficiencia en la inversión pública antes del SNIP, pero no podrás negar que, durante muchos años, el SNIP se utilizó para frenar el gasto público y generar un superávit fiscal. ¿Qué mejor manera de evitar gastar que imponer reglas engorrosas que casi nadie podía cumplir? A Dios gracias, hoy parece que el SNIP tiene los días contados.
M: Considero que eliminar el SNIP sería un grave error. Además de facilitar la corrupción, tiene un tufo populista que no sabes cuánto me desagrada.
A: Como decía un querido profesor mío, “Machu Picchu nunca se hubiera hecho si los incas hubieran tenido SNIP”.
M: Jajaja, está buena.
A: Es hora de eliminar esta herramienta de control cuasi colonial que impone el MEF al resto de la administración pública. El SNIP fomenta el centralismo de las decisiones y asegura la hegemonía del MEF sobre las más de mil autoridades democráticamente elegidas, que no pueden invertir sus recursos en forma descentralizada.
M: ¿Cuántas veces he escuchado “hay que descentralizar el SNIP”? Hay mucha ignorancia y demagogia en estos discursos, mi querido Adamo. ¡Hace años que el SNIP está descentralizado! Solo van al MEF los proyectos que incluyen aval del Tesoro o que se financian con endeudamiento público externo. Los municipios y gobiernos regionales tienen total autonomía para aprobar sus proyectos en las oficinas descentralizadas del SNIP (llamadas OPI) y sin límites de monto.
A: No sabía…
M: La verdad es que el SNIP de hoy no es ni la sombra del SNIP original en términos de exigencia a los proyectos. El gobierno de García –antes de irse– aprobó medidas para “agilizar” el SNIP, entre las que se cuentan la eliminación de los estudios de prefactibilidad y otras perlas. Hoy día el SNIP, es una versión “light” de lo que existía originalmente y nadie puede culparlo de la lentitud o la falta de capacidad de gestión de los funcionarios públicos.
A: Aceptemos que, en teoría, el SNIP es un instrumento que permitiría mejorar la eficiencia de la inversión pública. Pero lo que constatamos es que no ha servido para impedir la construcción de grandes “elefantes blancos”, como la Interoceánica, Talara o el Gasoducto del Sur. Más bien, ha sido usado como una herramienta para obstaculizar el gasto en obras pequeñas como escuelas o postas médicas a lo largo y ancho del país. Paradójico, ¿no? Ha sido incapaz de frenar obras faraónicas de dudosa rentabilidad social, pero les ha quitado autonomía a las autoridades subnacionales para invertir en pequeñas obras demandadas por la población.
M: Precisamente estos proyectos no han pasado por el SNIP. A la Interoceánica se le eximió del SNIP. Talara y el Gasoducto han pasado por ProInversión. El Perú está lleno de obras mal diseñadas, que presentan baja o nula rentabilidad social y que han implicado un despilfarro de recursos inaceptable. Creo que lejos de optimizar el proceso de inversión pública, desactivar el SNIP haría que el Perú retrocediera dos décadas en materia de gestión de los recursos públicos.
A: Este país requiere de un shock de inversiones públicas para cerrar brechas de infraestructura y reactivar la economía. Y el SNIP es una traba innecesaria que, en la práctica, no ha demostrado promover mejores inversiones. ¡Liberemos las cadenas que atan la inversión!
M: Parece que no nos entendemos…