jueves, 8 de julio de 2010

El Cuco....

Cuco… denominábamos así, a ese ser, indeseable, atemorizable, de facciones indescriptibles, repugnante, detestable, en fin, simplemente un monstruo sin procedencia u origen más conocido por la mitología popular peruana, del vecino, de las voces de las calles, de los testimonios aterradores de la muchacha que trabaja en casa, venida de zonas lejanas del país, con cuentos misteriosos y tétricos con los que hasta mamá te obligaba a terminar toda la sopa y las verduras del plato, cuando niños desobedientes fuimos.

Pues esa misma aflicción infantil de pánico, que significó en su momento, saber de la existencia de una criatura abominable cuando aún ni llegaba usted, señor lector, a la pubertad, se refleja hoy en día en la clase decisora de gobierno del Perú y también en aquellos actores directos de la inversión pública al menos, como muestra rígida y afiebrada, pero renuente de cambio, hacia lo contemporáneo, con respecto a… ese Cuco llamado SNIP, me refiero a los alcaldes, presidentes regionales, directores de obras, varios ingenieros e incluso economistas tradicionales, gerentes, en fin titulares de pliego y algunos técnicos.

No es cierto, que “todo tiempo pasado fue mejor”, pues nos perdemos lo que haríamos en el futuro, nos perdemos la oportunidad que hoy nos da la vida de vivir mejor como peruanos. Sin darnos cuenta creamos un Monstruo que hoy nos ha dado más de lo que teníamos, hoy tenemos recursos monetarios para invertir, que antes no existian, hoy el Perú ha experimentado una acumulación de grandes cantidades de dinero, sólo hablando para invertir ah!... y tenemos que manejarlos con mucho cuidado, ser concisamente celosos en la aplicación de procedimientos de uso, no podríamos caer en la irresponsabilidad de perjudicar a nuestros hijos y nietos, dejandoles un Perú inadecuado, sin servicios básicos al menos. Esta acumulación más considerable es alimentada por el canon y sobre canon, en algunos casos minero, gasífero, petrolero o forestal, de los cuales, en su mayoría, su condición de vida es estacionaria, es decir mientras dure la existencia de los minerales o este sujeta a fluctuaciones seberas de su mercado relacionado, que afecten la ruta acumulativa de estos, en el erario peruano.

Al pasar estos primeros diez años del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), nos damos cuenta que aún hay mucho por seguir mejorando, aún no sabemos si las declaraciones de proyectos viables, son viables en realidad, si la relación entre beneficios atribuidos a los proyectos y lo que en realidad brindan, tienen una delgada brecha y así innumerables interrogantes que aún están por responderse y a los nuevos involucrados a esta fascinante especialidad un saludo...

Rany Francisco Rodríguez Reátegui