miércoles, 27 de febrero de 2013

Editorial) Parábola al revés Un Estado que no sabe gastar no debería recibir más recursos


En los primeros días de este mes, la vicepresidenta de la República, Marisol Espinoza, fue muy enfática sobre qué debería hacer el gobierno cuando recauda más de lo que gasta. Ella señaló que “ese superávit de 2% del producto bruto interno no [lo] podemos aplaudir” y que “[si] tenemos este dinero [...], tenemos que invertir en la población”. La vicepresidenta, en pocas palabras, estaría proponiendo que, año a año, el Estado transforme todo el ahorro que genere en gasto público.
La vicepresidenta tiene una preocupación que es legítima. Como ella correctamente indicó, la brecha del Estado en, por ejemplo, infraestructura, es enorme y es necesario que se invierta para saldarla. No obstante vale la pena mencionar algunas cosas sobre la idea de que el gobierno deba presupuestar gastos aún mayores.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el Estado debe manejar sus cuentas bajo principios similares a los de un hogar prudente. Como en cualquier casa, gastar todo lo que ingresa implica no tomar previsiones para épocas de escasez o de emergencia. Lo responsable, en cambio, es contar con recursos guardados para enfrentar dichas situaciones. En segundo lugar, tener ahorros demuestra un orden financiero que permite ganarse más fácil la confianza de cualquier agente crediticio. Y en el caso del gobierno esto significa mejorar las calificaciones de riesgo, lo que a su vez le permite acceder a deudas más baratas y, consecuentemente, le posibilita embarcarse en proyectos (entre ellos los de infraestructura) de mayor dimensión.
Por otro lado, la vicepresidenta pasa por alto que lo que necesita principalmente el país no es que el Estado gaste más sino que aprenda a gastar. ¿De qué sirve seguir programando más gastos si lo que sucede hasta ahora es que el dinero se queda añejando en las arcas de los gobiernos regionales o locales?
Veamos: en el 2012 se dejó de ejecutar aproximadamente el 15% del presupuesto; en el 2011, casi el 20%; en el 2010, poco más del 17%; y en el 2009, poco más del 18%. Si bien parece que las cosas van mejorando, los márgenes de no-ejecución aún son considerables. Las causas de estos son diversas. Como ejemplos tenemos la lamentable incapacidad técnica para elaborar proyectos decentes de desarrollo o, en algunos casos, los complicados procesos del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP).
El caso de Echarati es particularmente llamativo: mencionaba su alcalde que, pese a ser uno de los distritos más ricos del Perú por concepto de canon –maneja aproximadamente S/.1.000 millones de presupuesto–, la riqueza no llega a ser transformada en obras porque no se logra cumplir con los procedimientos del SNIP. El alcalde señala: “Para asfaltar la carretera que une Echarati, Kiteni, Kepashiato, con el distrito de Kimbiri (230 kilómetros de extensión) se pide, en promedio, de 200 a 300 vehículos que circulen por día, pero no se cuenta con ello. Por lo tanto, ese proyecto es inviable, así que estamos sentenciados a no tener una buena carretera”. ¿Serviría acaso de algo presupuestar un gasto de S/.1.000 millones adicionales en Echarati?
Por supuesto, estos problemas no se solucionan eliminando el SNIP. Si este no existiese, veríamos con mucha más frecuencia monumentos a la maca, a las sirenas o al sombrero, estatuas de la libertad, parques del árbitro, por mencionar algunas de las obras absurdas que se han hecho con recursos públicos en los últimos tiempos. Lo que hay que hacer es capacitar mejor a los funcionarios que proponen obras para que no diseñen proyectos inviables y simplificar cualquier trámite demasiado engorroso.

jueves, 7 de febrero de 2013

Centrum: “El aparato económico estatal del Perú está organizado para frenar el gasto”

Aunque se están tomando las medidas adecuadas para aliviar la caída del dólar, el jefe de Estudios Financieros y Económicos de Centrum Católica advirtió que mientras estas reservas no se inviertan para generar empleo hoy, el crecimiento económico no será sostenible.

Mientras que el Ministerio de Economía (MEF) proyecta un crecimiento mayor a 6% del PBI para este año, el aparato económico de inversiones públicas está diseñado para frenar el gasto, lo que representa un peligro para sostener ese augurio macroeconómico a largo plazo. Al menos así lo considera Eduardo Court, director de Estudios Financieros y Económicos de Centrum Católica.
El economista saludó las medidas monetarias que el Banco Central de Reserva (BCR) ha tomado para frenar laacelerada apreciación del sol, como ajustar las tasas de encaje y hacer grandes compras de dólares, pero advirtió que este esfuerzo —e incluso con una futura compra de esta divisa del MEF— no será suficiente para impactar positivamente al país, a menos que el Estado comience a invertir parte de sus reservas.
“¿Qué hace el Estado con los dólares que está comprando? Incrementa las reservas. ¿Hasta dónde las va a incrementar? No tiene sentido tener tanta reserva. El MEF debe incrementar su volumen de inversión en la economía. Si a través de la inversión privada se crece al 6.5%, el MEF no está haciendo nada en términos de inversiones para sostener ese crecimiento a largo plazo”, detalló.
Lecciones de historia
Pero este debate no es nuevo. ProInversión, el organismo estatal que maneja una cartera superior a US$ 10,700 en proyectos para salir a concesión, argumentó el año pasado que es imposible ejecutar tal monto en el corto plazo debido a que los procesos de adjudicación son “largos per se” (Gestión 10.09.2012). Court, sin embargo, opina que la lentitud se debe a otras razones.

“Durante casi toda nuestra historia republicana, hemos vivido al borde de la crisis. Todo el aparato económico estatal está organizado para frenar el gasto. Y ahora que tenemos capacidad de gasto, las normas internas de administración de estos fondos no permiten que se usen tan rápidamente”, advirtió.
“Pero quizás lo más grave es no querer cambiar el modelo de administración estatal de los fondos”, continuó el economista. “No olvidemos que el Perú también tuvo épocas de crecimiento en la década del 50 y del 70 que nos supimos aprovechar. Que no nos vuelva a pasar”.
Respuesta al BCR
Court también criticó que el BCR negara la existencia de una base que indica cuándo los exportadores No Tradicionales dejarán de percibir ganancias, que él denominó “precio piso” del dólar. “Podemos no estar de acuerdo en el nombre que queramos darle, pero mientras el dólar se hace más chiquito, cuando se coma todo el margen [de ganancias], ya no van a querer exportar”, explicó.

Ante ello, Court solo ve una solución: aumentar la competitividad.
¿Cómo lograrlo?: “Por un lado están las medidas de corte administrativo. El Gobierno tiene que facilitar muchas cosas y reducir costos. Por otro lado, se tiene que crear un fondo que sirva para que los exportadores traigan última tecnología financiada por el Estado, que no es un regalo porque se le va a pagar”, finalizó.