jueves, 19 de julio de 2012

Más allá del SNIP


El verdadero debate: la reforma del Estado.
El presidente de la República anuncia la reforma del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Dijo que el propósito es evitar que dicho organismo se convierta en una traba para el desarrollo de obras públicas a favor de los más pobres. De concretarse sería una de la serie de cambios que el SNIP ha tenido en los 12 años de vigencia. Creado en las postrimerías del gobierno de Alberto Fujimori, mediante la Ley N° 27293, de mayo del año 2000, tuvo como propósito inicial propiciar la aplicación de un ciclo a cada proyecto de inversión pública, fortalecer la capacidad de planeación del Estado y crear las condiciones para la elaboración de planes de inversión pública por períodos multianuales no menores de tres años.
EL SNIP original fue modificado cuatro veces por sendas normas, las leyes N° 28522 (25 de mayo de 2005) y 28802 (21 de julio de 2006) y por los decretos legislativos N° 1005 (3 de mayo de 2008) y 1091 (21 de junio de 2008). También se ha dispuesto cambios vía decretos supremos y resoluciones de la Dirección General de Política de Inversiones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En todos los casos, el objetivo fue la flexibilización del ciclo del proyecto, la descentralización del sistema, el incremento de los montos de aprobación por los gobiernos regionales y la reducción del tiempo del trámite de aprobación.
La crítica más importante al SNIP reside es que su propósito no es el ordenamiento de la inversión sino su restricción, en aplicación del espíritu del ajuste neoliberal. En relación a ello, el SNIP exhibe cifras apreciables de proyectos declarados viables, más de 22 mil en el 2010 y más de 20 mil el año pasado, de los cuales casi el 80% son del ámbito de los gobiernos locales. Sin embargo, en la última etapa se han cuestionado las dificultades del SNIP para el fomento de los proyectos productivos, medioambientales, seguridad ciudadana y de desarrollo de capacidades humanas.
La apertura del MEF a las críticas ha sido limitada; el 6 de julio pasado ha publicado una resolución con lineamientos para el SNIP de apoyo al desarrollo productivo y de prevención de desastres con escasa receptividad en las regiones y municipios. El MEF considera que destacar a dos especialistas de inversión pública a cada región y poner a disposición de los municipios la oficina Conecta MEF, es suficiente. En otras esferas del gobierno se propone fraccionar el SNIP en tres modalidades: el de la Amazonía, el del VRAEM y el tradicional para el resto del país.
Estas iniciativas son bienvenidas, sobre todo para reducir tantos costos como tiempo de generación de los proyectos. Sin embargo, es preferible acudir a los problemas de fondo que datan de épocas previas al SNIP y que este sistema agudiza, es decir, la ausencia de un sistema nacional de planeamiento luego de la disolución del viejo Instituto Nacional de Planificación (INP). Las medidas planteadas no abordan una reforma profunda del Estado en este campo, respecto del cual se ha sugerido el fortalecimiento del Centro de Planeamiento Estratégico creado el 2005 al que se propone entregarle las responsabilidades del planeamiento del Estado, proceso que debe ser acompañado de una descentralización fiscal consistente y un plan nacional de ordenamiento territorial. En ese marco, el actual debate SNIP sí vs. SNIP no cede frente a otro más urgente: reforma sí vs. reforma no.