Urge un cambio radical en la política económica. Según el INEI, el PBI apenas creció 0.17% en abril, la tasa más baja desde 2009 cuando estábamos en plena crisis financiera internacional. Peor aún, si la pesca no hubiera crecido 101% por el adelanto de la temporada de captura, el crecimiento del PBI hubiera sido negativo. El panorama sectorial es desolador: el comercio, la actividad agropecuaria, la electricidad y los servicios financieros se han contraído; la construcción y la manufactura no primaria se han derrumbado -8% y -9.4%.
La economía está de mal en peor en gran medida por culpa del gobierno. ¿Por qué la inversión pública ha caído 12% entre agosto y mayo? ¿Por qué la inversión del gobierno nacional se ha contraído 27% desde el 28 de julio de 2016? ¿Por qué, a pesar de las múltiples críticas, el gobierno nacional ha vuelto a invertir 16% menos en mayo? ¿Consideran en el MEF que es buena idea reducir la inversión pública justo cuando el gasto privado está a la baja?
La diversificación productiva de Piero Ghezzi no era la panacea, pero ¿qué hemos ganado al desactivarla? Si la política industrial del gobierno es la inacción pues los resultados están a la vista: La industria textil, que genera cientos de miles de trabajos, se está extinguiendo: ha colapsado -18% en abril y 12% en el último año.
La política fiscal de menores impuestos y tasas impositivas diferenciadas para formalizar es un sonoro fracaso. El empleo adecuado ha caído 1.8% entre marzo y mayo al tiempo que el subempleo ha crecido 6% en Lima. Lo más grave es que los ingresos tributarios vienen cayendo 5% entre enero y mayo. ¡Y felizmente que no se bajó la tasa del IGV!
El gobierno ha mostrado una cuasifijación en continuar con megaproyectos con lesivos contratos como el gasoducto, con ingresos garantizados para Odebrecht; Chinchero, con una adenda a la medida de Kuntur Wasi; y la emisión de bonos para Talara, al triple del costo internacional sin tener petróleo. ¿Por qué no se priorizó destrabar Tía María o la segunda pista del Jorge Chávez, reducir la anemia y la desnutrición, o mejorar las pensiones de policías y militares?
Alfredo Thorne debería renunciar para proteger la institucionalidad del MEF y la propia Presidencia de la República, y terminar con la crisis política. ¿Para qué se presentó Thorne en el Congreso si, al mismo tiempo, se decía que ya se tendría su reemplazo? ¿Quiere acaso el gobierno provocar la censura de Thorne para después victimizarse? Necesitamos que el gobierno gobierne para que la economía popular no siga paralizándose.
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