Otra vez el SNIP en el ojo de la tormenta
“Oiga señor SNIP, póngase mañana a practicar gimnasia para que baje de peso. Adelgace para que pueda correr tan rápido como el Estado. Usted es el eterno culpable del atraso de la inversión pública en el Perú”. (…ajo…). A pesar de este “bulling”, cuando las olas crecían amenazantes, el SNIP lograba tomar medidas para autocorregirse y ha simplificado los procedimientos. Se corre un poco más rápido, aunque parezca mentira. Los que aún andan a paso de tortuga son los otros organismos involucrados.
Desde su fundación en 2000, los gobiernos anteriores han tomado al SNIP, como un chivo expiatorio de la ineficiencia del Estado para la inversión pública. Lo han hecho tres veces. Hasta hubo un presidente que le soplaron al oído que debía simplificar el SNIP, pero por añadidura logró simplificar el procedimiento para que algunas autoridades llenaran sus bolsillos con los proyectos. La causa fue que simplificaron la rigurosidad en la evaluación. Error conceptual.
El SNIP es parte del sistema administrativo del Estado. No es autónomo, ni omnipotente, ni tiene la categoría de la Contraloría. Esta distinción tecno estructural es oportuna ahora que se habla otra vez de agilizar el Sistema de Inversión Pública. El problema se debe enfocar con criterio multidimensional. El SNIP no funciona si no funcionan -por ejemplo- el OSCE, FONAFE y los propios titulares de los pliegos. Un botón de muestra: SEDAPAL tiene proyectos durmiendo el sueño de los justos hace 4 años en FONAFE.
“Confieso padrecito que El SNIP tiene defectos que pesan mucho en la conciencia”. Puede tener muchos pero el problema central que puede lograr el fin último del sistema es 1) su carencia de planificación y 2) su gerencia deficiente. Por eso ha sido presa fácil de la corrupción y la informalidad. Un caso de Ripley: el Estado nunca solucionó este problema. ¿La causa?: una reingeniería del SNIP cuesta tiempo, dinero y esfuerzo. Se comprende la razón de la indiferencia. Por supuesto que la simplificación es necesaria.
Es importante la autocrítica de los errores y deficiencias que aun tiene el SNIP. El exdirector general de la DGPM (órgano rector del sistema), Miguel Prialé Ugás declaró que “se avanzó demasiado rápido en la descentralización en el nivel local. El proceso pudo hacerse más gradual, lo que hubiera evitado muchos costos de aprendizaje y adaptación de municipios muy pobres que no estaban preparados”. Tiene mucha razón el hoy funcionario de la municipalidad Metropolitana de Lima.
Muchas cosas son buenas en el SNIP. En los últimos años, se ha logrado mejorar la capacitación; pero esta experiencia ha permitido conocer que aún falta mucho para optimizar el rendimiento de los funcionarios del SNIP. Existen lugares en que entre alcalde, formulador y evaluador de proyectos se produce un diálogo de ignorantes. El resultado son los proyectos que “merecieron” ser aprobados y ejecutados. De este modo, muchos PIPs lograron filtrarse, como el “monumento a la Maca”.
Sin embargo, existen deficiencias que por exceso o por defecto afectan al sistema. Una de ellas es la situación laboral del llamado pomposamente Jefe de la OPI. Ingresa con una baja autoestima, cuando se le ubica en el área de planificación, subordinado a varios jefes y ganando un magro sueldo. No puede aprobar proyectos eficientes, porque debe cumplir con la consigna de la autoridad, para no ser despedido, sin que el SNIP pueda hacer nada por el pobre hombre. La ley no lo ampara. Es una norma tipo Pilatos. Aquí la corrupción triunfa sobre la corrección.
Otro de los efectos dañinos ha sido la descentralización del SNIP. La transferencia de responsabilidades para aprobar los proyectos a los municipios y a las regiones se ha hecho -como muchas cosas en la historia del Perú- por simple decreto. La realidad es que en muchos casos el personal del SNIP no es idóneo para el puesto. El SNIP estaba más perdido que Adán el Día de la Madre. Esta deficiencia profesional los convierte en cómplices de algunas autoridades corruptas. El Estado olvidó que se trata de procesos y no solo de decretos.
Hagamos memoria. A comienzos del 2011, el MEF anunció con bombos y platillos que “en los próximos tres meses se implementarán modificaciones al Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP)”. Contrataron un equipo de consultores para elaborar un programa integral de mejora de todo el SNIP en “diversos aspectos” El voceado perfeccionamiento del SNIP era cuestión de “cortar” o “recortar” el procedimiento. Por eso, otra vez debemos “simplificar “al SNIP.
Por carecer de un Instituto Nacional de Planificación, el Estado no tiene la herramienta para concebir y proponer la política de inversiones, que sirva de base a la gestión de proyectos de inversión pública. En Chile, el SNIP pertenece al MIDEPLAN y las cosas son mejores. El SNIP, desde su puesta en marcha en el año 2000, se ha caracterizado por ser un sistema administrativo del Estado muy preocupado de la “simplificación”, pero muy despreocupado de la optimización de sus operadores. Es un defecto del sistema.
¿Qué ha dejado de hacer en el SNIP? Lo más grave. La formación de un capital humano de alto nivel técnico tanto en Lima como en provincias. El SNIP fue dejado a merced de las leyes, reglamentos y directivas con vacíos y deficiencias. El control y fiscalización sobre los órganos del sistema no ha sido responsabilidad de la DGPM. Esta omisión permitió que el sistema poco a poco fuera creciendo con algunos operadores iletrados que firmaban y evaluaban cualquier tipo de PIPs. Pensamos que el SNIP requiere reingeniar y no solo simplificar.
El análisis técnico-administrativo de la situación, arroja el siguiente resultado. Cuando un organismo como el SNIP, se encuentra en proceso de desgaste organizacional, o entropía, porque sus componentes son impropios y desarticulados (recursos humanos ineficientes), requiere recuperar el equilibrio mediante el proceso de homeostasis. El problema es que inicialmente se pensó con criterio centralista, y después -entre gallos y medianoche- se decretó la descentralización “al caballazo”.
El MEF con voz de mando dijo: “descentralicen” y la gente exclamó al unísono: “chi cheñó” y se puso a trasladar las piezas desde el centro hacia la periferia, y con sonrisa de oreja a oreja informó: “misión cumplida, señor, el SNIP se ha descentralizado”. Esta gente nunca falta en el Estado. El caso es que la descentralización del SNIP no es indiferente al conjunto de sistemas administrativos, que se debaten en un proceso complejo de ajustes y reajustes traumáticos en nuestro país. Error técnico que ahora obliga al actual gobierno a volver a “simplificar”.
Por eso, no se ha resuelto el problema de fondo del SNIP. Las medidas no han sido sistémicas sino componenciales. Si a un organismo entrópico se le aplica una simplificación administrativa solo para reducir los tiempos en los procedimientos, la estructura del organismo continúa con sus problemas de sistema. Lo que se debió hacer es reingeniar el sistema. “Dejar pasar dejar hacer” fue una irresponsabilidad. El SNIP debe ser convertido en una herramienta de inclusión social. El congreso debe revisar la ley con sentido integral.
(1) Licenciado en administración pública
Reg. CLAD 03074
Maestría en gerencia pública
Periodista
Reg. CPP 2239
Egresado de derecho y ciencia política
Especialista en proyectos de inversión pública, contrataciones del Estado y Mype
20 años de experiencia como funcionario público
Docente universitario
Autor de 7 libros
E-mail: elcapitanpensando@hotmail.com
Cel: 945889822
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